Nacemos sin miedo al fracaso

Compartir
22 Mayo 2016 

Todos nacemos sin ningún miedo al fracaso, y por lo tanto todo está al alcance de nuestra mano y de nuestro esfuerzo por conseguirlo. Un ejemplo muy gráfico de esta falta de miedo son los niños cuando comienzan a montar en bici. Todos hemos pasado por ahí, y todos nos hemos lanzado (más o menos decididos) a pedalear sin pensar en las consecuencias, nos hemos caído y nos hemos vuelto a levantar.

“La ausencia de miedo al fracaso nos hace capaces de lograr todo aquello que nos propongamos y a levantarnos cada vez que nos caemos”

Yo lo he vivido no hace mucho con uno de mis hijos, y de ahí el origen este post. Al cumplir cuatro años como regalo recibió su primera bicicleta “de mayores y sin ruedines” y sin ningún reparo se lanzó a montarse completamente convencido de que iba a lograr domar la bici y no caerse. Pero sí se cayó, unas cuantas veces, y se cabreaba al no lograrlo, pero se volvía a montar una y otra vez y logrando al final su objetivo: manejar la bici.

Si nacemos sin ese miedo, ¿por qué llegamos al punto de tener aversión a lo nuevo y al cambio? Sin lugar a dudas creo que nuestro entorno es el que nos provoca. Si volvemos al ejemplo de montar en bici, ningún niño tiene miedo a montar a menos que su entorno le inculque ese miedo: “te vas a caer” “no vayas tan rápido” “no hagas eso” “te vas a hacer daño” o lo que es lo mismo frases negativas que no benefician en nada. Por supuesto cuando finalmente te caes, si en lugar de ayuda, apoyo o consejos, recibes un “ya te lo dije” está claro que se acaba de sembrar la semilla de ese miedo.

En nuestra vida profesional ocurre algo parecido, cuando logramos nuestro primer trabajo estamos igual de eufóricos que cuando recibimos la primera bici. No tenemos miedo a fracasar, a probar cosas nuevas, a equivocarnos. Pero conforme avanzamos en nuestra carrera profesional ese miedo comienza a surgir, nuestro entorno comienza a influenciarnos y finalmente nos quedamos paralizados. Y al igual que nos ocurría de pequeños, las personas y el ambiente que nos rodea son en gran medida los responsables.

Siempre debemos recordar ese niño que fuimos, que afronta con valentía montarse en esa bici y lanzarse hacia nuevas experiencias.

"Equivocarse no es un problema, el problema está en no utilizar ese error para mejorar o cambiar las cosas"

Gracias por leerme, y espero que te haya ayudado y aportado. 

Muchas Gracias!